El flamenquín es un plato estrella de la gastronomía cordobesa. Toda persona que visita la ciudad busca degustarlo en tabernas y restaurantes. Y es un alimento que no puede faltar en las casas de los propios cordobeses. Pero, ¿sabes dónde nació? Hoy te lo contamos, sigue leyendo.
Historia del flamenquín
El origen del flamenquín no está exento de polémica y es que, aún hoy en día, no queda claro si se trata de una receta que surgió en Andújar (Jaén) o en Bujalance (Córdoba).
La primera teoría afirma que el flamenquín nació en el restaurante Madrid-Sevilla cuyo dueño era Manuel Gavilán. Según algunos historiadores, este era muy amigo de Antonio Penalva (cocinero de Bujalance), que fue el que llevó la receta hasta Córdoba.
En cuanto a la segunda teoría, establece que fueron los cristianos quienes introdujeron el cerdo en Córdoba mientras que, más tarde los musulmanes, instauraron la técnica de la fritura de alimentos. Fueron los cristianos quienes, tomando ambos descubrimientos, los unieron y, añadiendo el rebozado, crearon el famoso flamenquín.
¿Y su nombre? Pues también existen varias teorías. Algunos dicen que proviene de la expresión “esto ha quedado muy flamenco”, mientras que otros dicen que es por su forma alargada, que recuerda a las patas de los flamencos, aves que se encuentran en el Valle del Guadalquivir. Incluso hay quienes creen que el nombre hace referencia al baile flamenco, muy extendido en Andalucía.
Sea cual sea el origen del flamenquín hoy en día forma parte de la cultura de Córdoba y es un manjar imprescindible en toda la provincia. Elaborado a partir de filetes de lomo de cerdo y jamón serrano enrollados, la receta tradicional continúa rebozándolos en pan rallado y friéndolos en aceite de oliva. ¿El resultado? ¡Ven a probarlo a nuestra taberna! Te esperamos.
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