El maridaje es un arte. Maridar significa combinar ciertos platos con determinados vinos, consiguiendo la armonía perfecta, para que el comensal disfrute de una experiencia gastronómica única.
En los últimos años ha aumentado la oferta de locales que ofrecen menús degustación en los que cada plato va acompañado de su correspondiente vino, dando así cabida al creciente número de comensales que demandan este tipo de actividad. El maridaje se ha convertido, por tanto, en toda una tendencia gastronómica.
Qué se consigue con el maridaje
Conseguir que el paladar de los comensales se enfrente y disfrute de nuevos sabores y combinaciones es el objetivo de los maestros cocineros que trabajan con el maridaje, pudiendo dar lugar a dos sensaciones distintas, pero igualmente agradables:
- Contraste. Se trata de buscar sabores complementarios, es decir, si una comida es más suave, se potenciará con un vino más fuerte, y viceversa. Eso sí, respetando siempre ambos sabores y no dejando que uno de ellos se pierda o quede por debajo del otro.
- Uniformidad. Aquí se busca la sensación contraria, o sea, que las sensaciones al probar una comida y un vino sean similares. Así, un vino fuerte se combinará con una propuesta gastronómica con sabor potente y, un vino más suave, con una comida menos intensa.
En los restaurantes en los que se oferta este servicio es cada vez más común que cuenten con sumilleres, es decir, personal experto en vinos para poder recomendar las mejores combinaciones a los comensales. A su vez, los chefs, cuando elaboran los nuevos menús, lo hacen teniendo en cuenta el tipo de vino con el que mejor combinará cada plato, para que ambos se complementen.
¿Todavía no conoces esta experiencia gastronómica? Si eres amante del buen vino, te animamos a probarlo, quedarás encantado.
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